● Pruebas de valores: Evalúan las motivaciones y prioridades del candidato. Por ejemplo, si está más enfocado en obtener reconocimiento, estabilidad, crecimiento profesional o autonomía. Esto ayuda a determinar si sus expectativas están alineadas con la cultura organizacional y si podría comprometerse con la misión de la empresa.
● Pruebas de ética e integridad: Estas pruebas buscan predecir conductas de riesgo como la deshonestidad, el fraude o el incumplimiento de normas. También miden el nivel de responsabilidad, confiabilidad y el grado de ética profesional que puede presentar una persona en diferentes situaciones laborales.
● Pruebas de aptitud y habilidades cognitivas: Evalúan la capacidad del candidato para resolver problemas, razonar de manera lógica, analizar datos numéricos o interpretar textos. Este tipo de pruebas es útil para detectar habilidades intelectuales que no siempre son evidentes en entrevistas tradicionales.
● Pruebas técnicas: Son utilizadas para evaluar conocimientos específicos relacionados con el puesto, como dominio de software, procesos técnicos o herramientas operativas. Aseguran que el candidato posee los conocimientos prácticos que el cargo requiere.
● Pruebas de juicio situacional: Presentan escenarios hipotéticos basados en situaciones laborales reales. Permiten conocer cómo el candidato toma decisiones, resuelve conflictos y reacciona ante desafíos del día a día en la empresa.
