La importancia del Consejo. Todos, de manera natural, buscamos consejo, término que la Real Academia Española (RAE) define como “Parecer o dictamen que se da o toma para hacer o no hacer algo”. Pedimos consejo porque sabemos bien que, como dice el dicho, dos cabezas piensan más que una, y también porque, como afirmaba la maestra María Pliego, si queremos mejorar: “Descubrimos mucho de nuestra personalidad cuando vemos la imagen que de nosotros tienen los demás”. Y es que nadie es buen juez de sí mismo, a veces el mejor consejo consiste en que alguien, objetivamente, nos diga la realidad, tal cual es, y no como nosotros quisiéramos que fuera.
Una aclaración pertinente. El término ‘consejo’ es polivalente, admite varios significados, por un lado, es esa acepción mencionada de la RAE, pero tiene otro significado que la misma Academia admite: “Órgano de administración de las sociedades mercantiles”. Se trata del consejo de administración de las instituciones, y puede tomar distintos nombres: Consejo Nacional, Consejo de Patronos, Consejo superior, Consejo de Gestión, Consejo Directivo, Mesa Directiva, Junta Directiva y, en inglés, Board of trustees o Board of directors.
Y a todo esto, ¿qué entendemos por institución? Institucionalizar algo significa darle vida propia, es decir, que su funcionamiento no dependa de quien la fundó, sino que, gracias a las decisiones y reglas establecidas la institución adquiera vida propia y se fortalezca. Así vemos empresas establecidas, que ya son instituciones, y aunque no sepamos quién las dirige, sí sabemos que, a menos de que ocurra algo extraordinario, seguirán existiendo. Por eso es tan importante institucionalizar.
Las empresas no lucrativas son un caso especial. Llamadas así por no tener afán de lucro, no reparten utilidades, aunque esto no significa que no tengan finanzas sanas, sus ingresos deben ser superiores a sus costos o estarían en peligro de desaparecer. La gran diferencia es su “propuesta de valor”.
El Dr. Carlos Llano afirmaba que: “Un negocio provee un producto o un servicio, un ente gubernamental implementa programas o políticas, pero una empresa no lucrativa hace algo diferente: su “producto” es un ser humano diferente (mejor)…”. Las empresas no lucrativas son agentes de cambio humano.
¿Un ser humano mejor? Algunos ejemplos son la Cruz Roja, que salva la vida de personas (en accidentes, en terremotos, en incendios etc.), Alcohólicos Anónimos, que ayuda a enfermos de alcoholismo a retomar su vida, o el movimiento Scout, que resumidamente se define como una escuela de ciudadanía.
Peter Drucker señalaba lo que las empresas lucrativas pueden aprender de las no lucrativas: la claridad e importancia de su misión (están “hechas” alrededor de ella), lo bien que la transmiten, el cuidado que tienen con los recursos (siempre escasos), la importancia que dan a los clientes (los “usuarios” de su producto o servicio) y el esmerado cuidado con que tratan a su personal (mayoritariamente compuesto por voluntarios, que no cobran sueldo y que tienen que estar muy convencidos de la misión).
¿Cuál es el rol del consejo en las instituciones?
Tradicionalmente el consejo tiene tres funciones (roles), las tres C’s que mencionaba mi colega Juan Grau:
1. Consejo / Consultor: apoyar en la orientación estratégica, aconsejar y asesorar a la Dirección de la institución.
2. Control: Pedirle cuentas a la dirección de la institución, lo que en inglés se conoce como accountability, término sin traducción exacta al español; se refiere a la responsabilidad personal y al rendimiento de cuentas por las acciones emprendidas y los resultados obtenidos.
3. Contacto: Conocido también como ‘nodo’ para que el consejero nos facilite el acceso a su red de networking. Contactos que podrían apoyar en la obtención de fondos, aunque este sería más bien el rol del patronato.
En resumen, contar con un consejo ayuda a:
• Tomar mejores decisiones. Contar con opiniones muy objetivas sobre la realidad en el presente y a futuro en la empresa y fuera de ella. Compartir estas opiniones.
• Proteger los intereses de todos los involucrados con la institución: accionistas, trabajadores, clientes, usuarios, proveedores, sociedad, gobierno, etcétera.
• Mantener el enfoque a largo plazo en los temas importantes para la institución.
• Ayudar en el desarrollo de políticas que ayuden a la institución a lograr sus objetivos.
• Retroalimentar a la dirección sobre su desempeño. Apoyar y asegurar la ejecución (seguimiento de decisiones, iniciativas y acciones)